viernes, 28 de agosto de 2015

Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?

"Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?"
-Hilel el anciano

Si estás triste, sonríeme.
Si te sientes solo concurre a un millón de fiestas.
Si necesitas amor, ama.
Si te aburre tu trabajo esfuérzate en hacerlo impecable.
Si odias a alguien, trátalo bien.
Y si después de todo esto sigues sintiendo un gran vacío:
bienvenido al siglo XXI,
donde los problemas no se resuelven de raíz.

Como una vez escuché decir a una chica en un taller:
Pastillas para el dolor de cabeza.
Pastillas para las preocupaciones.
Pastillas para la depresión.
Pastillas para la impotencia.
Pastillas para el aburrimiento.
Pastillas para la felicidad.
¡Santo remedio!

Porque no basta con sonreír para ser feliz,
y que el sonido estrepitoso de una música extravagante
no impedirá callar la agonía y el desgarro de tu voz interior.
La fiesta es un desahogo, un volver a empezar –como dijo un gran escritor-,
mas lamentablemente, siempre volvemos a lo mismo:
un círculo vicioso, un laberinto sin salida.

No basta amar si no lo has hecho contigo mismo.
Que no hay mejor amor que el que se experimenta desde tu soledad:
empezar a hacer las cosas que más te gustan.
Que el halago de tus jefes, las recompensas y el reconocimiento
no aliviarán tu tensión acumulada: que sigas odiando tu trabajo.
Que mientras trates mejor a la persona a quien más odias,
más odio tendrás hacia ti mismo.
Que pretender que tienes muchas amantes y un millón de amigos
no te hará una persona más interesante.
Que no hay persona más interesante que aquella que se interesa verdaderamente en algo.

Cómo no sentirte vacío si te han robado tus verdaderos intereses,
Cómo no sentirte vacío si tus propias decisiones no son tomadas en cuenta.
Cómo no sentirte vacío si nunca te han enseñado lo que es la plenitud.
Cómo no sentirte vacío cuando el mundo calla tu hambre de libertad.
Que uno no puede vivir sin comida, eso es verdad, pero que uno puede sobrevivir para siempre soportando el hambre espiritual, lamentablemente, eso también lo es.

La soledad me ha enseñado a estar en silencio,
conversar conmigo mismo, estar a solas.
Una vez resuelto este punto, mi voz, paradójicamente,
me permite manifestarme en voz alta.

Como dijo un filósofo,
no hay batalla más difícil que aquella en donde uno se confronta consigo mismo,
después, la batalla contra los demás se convierte en una tarea sencilla.
Que el camino para ser feliz, es un camino de dificultades y altibajos,
allí empieza la verdadera batalla.

Tú pensaste que este camino iba a ser más sencillo,
pero como dijo un pensador, si así fuese,
¿por qué la mayoría no lo ha conseguido?

¿Acaso no crees que las cosas más bellas necesitan ser conseguidas con valentía?

Eyan