-Y yo aburriéndome de ti.
-Me desvelé más de una noche para descubrir las profundidades de tu alma.
-Solo en mis sueños consigo mantenerme a tu lado.
-Pero tu alma se desvanece con el sonido del alba.
-Ningún despertador logra interrumpir mi falsa esperanza.
-Mientras más ajena me fuiste,
más te quería.
-Mientras más te sincerabas,
más me conmovías.
-Pero el misterio se cansa de estar escondido,
se ahoga con su propio aliento:
el sabor amargo de un café sobrepasado.
-Encontré tu tesoro y lo despilfarré fácilmente,
la verdad escasea pero se agota rápidamente.
-Eras única, sí.
Tu inconsciente era simulación de tu yo consciente,
una herida creada por ti misma
que no causaba misericordia.
-Detrás de tu máscara vi a un ser especial,
fui la única que me di cuenta,
pero ya me cansé de lo extraordinario:
no pretendo ser yo el espejo de tu alma ni de tu retrato.
-Mientes como cuando los perros ladran de noche,
por las puras,
eco sin ruido,
sol que no quema.
-No quiero tu ingenua honestidad eterna,
el agua pura se contamina fácilmente,
mas el petróleo se nutre de la desdicha ajena,
sobrevive de los muertos,
aprende y camina.
Quiero que seas más que eso,
no quiero simpleza:
contigo no me siento realmente perdida.
-Y yo contigo todavía no me encuentro,
aunque seas mi única alegría.
Eyan