Los pajaritos
empiezan su orquesta musical con la llegada del alba,
imponen su presencia a través del sonido,
los
canes hacen lo mismo pero sin éxito alguno,
los
automóviles empiezan su marcha de forma ascendente,
pero
igual son socavados por el bullicio de los animales,
los
despertadores hacen lo mismo de forma sincronizada con la complicidad de los
bostezos,
las puertas se hacen daño a sí mismas,
y los pasos de los mortales empiezan su marcha hacia las
labores cotidianas.
El día empieza,
aunque el día ya empezó hace varias horas pero recién se
hace evidente con su bullicio,
Creo que el amanecer es
el único momento donde hay un equilibrio de sonidos en el mundo.
Momento corto pero trascendental porque da el inicio a las
obligaciones humanas,
tiempo en
donde todos bostezan a la vez:
hombres, animales y cosas formando una
orquesta y creando una sinergia que no es valorada,
para algunos es el comienzo de un nuevo día,
para otros es la lucha por querer ser escuchados aunque sin
éxito.
Pensé que el amanecer se asemejaría al ocaso,
pero hay una diferencia sustancial,
el primero es el comienzo pero el otro es transitorio,
aunque a los dos no se les presta la debida atención,
no son caras de la misma moneda porque uno empieza con el
sonido mientras el otro lo mantiene,
El agua también se hace manifiesto a través de sus golpes
en la bañera,
Inodoros recibiendo la mañana con la acumulación
inconsciente de las sobras humanas,
Innumerables jaladas de palancas simultáneas van ahogando a
las ratas en los desagües.
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