martes, 30 de diciembre de 2014

¡Oh mujer fea!


¡Oh mujer fea!

Tú no viniste al mundo para ser querida.
Hoy veo esa mirada distante ante los hombres,
la veo una y otra vez.
¡Tú no naciste para ser querida!

¡Oh mujer fea!

Dicen que las mujeres más bellas del mundo son las más inseguras,
que nacieron solo para ser amadas,
que su vida gira en torno a la mirada ajena.
Tú eres distinta,
no necesitas del prójimo,
eres una diosa en potencia.

¡Oh mujer fea!

Tú no naciste siendo princesa,
mas comenzaste a darte cuenta que ese no era el camino.
La princesa perdió una de las mayores virtudes humanas:
La curiosidad ante el mundo.
Hubo un tiempo en que el ser humano creyó ser
el centro del universo,
mentira piadosa para justificar su orgullo excesivo,
donde el nacimiento determinó el destino de su vida,
mas tú comenzaste a construir y trabajar para ella,
doble recompensa,
tratar de ver más allá de las apariencias.

No te sientas triste mujer fea,
que Virginia Woolf no me conmovió por su belleza.
Ella me hizo sentir lo que era la esquizofrenia.

¿Acaso no te das cuenta que el mundo está invertido?
Sigue por el sendero avinagrado,
que la felicidad se construye y no se nace con ella.


Eyan

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