"Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?"
-Hilel el anciano
Si estás triste, sonríeme.
-Hilel el anciano
Si estás triste, sonríeme.
Si
te sientes solo concurre a un millón de fiestas.
Si
necesitas amor, ama.
Si
te aburre tu trabajo esfuérzate en hacerlo impecable.
Si
odias a alguien, trátalo bien.
Y
si después de todo esto sigues sintiendo un gran vacío:
bienvenido
al siglo XXI,
donde
los problemas no se resuelven de raíz.
Como
una vez escuché decir a una chica en un taller:
Pastillas
para el dolor de cabeza.
Pastillas
para las preocupaciones.
Pastillas
para la depresión.
Pastillas
para la impotencia.
Pastillas
para el aburrimiento.
Pastillas
para la felicidad.
¡Santo
remedio!
Porque
no basta con sonreír para ser feliz,
y
que el sonido estrepitoso de una música extravagante
no
impedirá callar la agonía y el desgarro de tu voz interior.
La
fiesta es un desahogo, un volver a empezar –como dijo un gran escritor-,
mas
lamentablemente, siempre volvemos a lo mismo:
un
círculo vicioso, un laberinto sin salida.
No
basta amar si no lo has hecho contigo mismo.
Que
no hay mejor amor que el que se experimenta desde tu soledad:
empezar
a hacer las cosas que más te gustan.
Que
el halago de tus jefes, las recompensas y el reconocimiento
no
aliviarán tu tensión acumulada: que sigas odiando tu trabajo.
Que
mientras trates mejor a la persona a quien más odias,
más
odio tendrás hacia ti mismo.
Que
pretender que tienes muchas amantes y un millón de amigos
no
te hará una persona más interesante.
Que
no hay persona más interesante que aquella que se interesa verdaderamente en
algo.
Cómo
no sentirte vacío si te han robado tus verdaderos intereses,
Cómo
no sentirte vacío si tus propias decisiones no son tomadas en cuenta.
Cómo
no sentirte vacío si nunca te han enseñado lo que es la plenitud.
Cómo
no sentirte vacío cuando el mundo calla tu hambre de libertad.
Que
uno no puede vivir sin comida, eso es verdad, pero que uno puede sobrevivir
para siempre soportando el hambre espiritual, lamentablemente, eso también lo
es.
La
soledad me ha enseñado a estar en silencio,
conversar
conmigo mismo, estar a solas.
Una
vez resuelto este punto, mi voz, paradójicamente,
me
permite manifestarme en voz alta.
Como
dijo un filósofo,
no
hay batalla más difícil que aquella en donde uno se confronta consigo mismo,
después,
la batalla contra los demás se convierte en una tarea sencilla.
Que
el camino para ser feliz, es un camino de dificultades y altibajos,
allí
empieza la verdadera batalla.
Tú
pensaste que este camino iba a ser más sencillo,
pero
como dijo un pensador, si así fuese,
¿por
qué la mayoría no lo ha conseguido?
¿Acaso
no crees que las cosas más bellas necesitan ser conseguidas con valentía?
Eyan
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