domingo, 15 de marzo de 2015

Amor, pudor y lágrimas

Mis lágrimas caen como las gotas de un caño averiado,
lentamente,
se aferran al pasado,
de a poquitos,
taciturno.

Caen por la madrugada,

el silencio opaca al ruido,
siguen el mismo curso,
las lágrimas lloran en silencio.

Mas el inicio de estas comenzaron

en un tiempo sin precedentes,
como la teoría del big bang,
que se atrevió a romper las leyes de la probabilidad
y del universo infinito.
El amor empieza con una mirada
y termina con una lágrima.

Te quise desde el primer día en que te vi,

segundos antes de conocerte,
sin decirnos una palabra,
sin demostrarnos nada,
naturaleza humana.

Nuestras miradas se cruzaron

como dos estrellas fugaces,
como un relámpago,
el instante de la eternidad,
se creó un mundo nuevo,
una nueva historia,
el tuyo y el mio.

Algo brillaba entre los dos,

la desnudez del tesoro perdido,
yo me veía en tu mirada
y tú en la mía.

El mundo está ciego para no reconocer tu belleza,

lo esencial es invisible a los ojos,
mas tu mirada prueba lo contrario,
o mejor dicho,
la mirada que tú me envías
y yo recojo,
mirada de complicidad,
como la muerte encapuchada,
que guarda bajo siete llaves el tesoro escondido
en las profundidades de nuestro ser,
donde le está prohibido al dios omnipresente.

Esa eres tú,

el amor que requiere de un tiempo indefinido,
no hay reloj que pueda medirlo,
solo yo,
creo,
que le dedica tiempo al tiempo.

Hay quienes quieren encontrarte mediante atajos,

haciendo trampa,
mintiendo,
pero ellos terminan perdiéndose en el camino,
en cambio,
yo te busco en mi interior,
porque mi búsqueda es una búsqueda
de nosotros mismos.

¿Es el amor una forma de renacer nuestras virtudes más ocultas?


Creo que sí,

el amor crea,
se expande,
contagia
y busca el infinito;
el odio también se expande,
pero es perenne porque busca
la aniquilación del otro,
y cuando lo consigue
deja de existir.

En cambio,

el amor bien cuidado
se extiende más allá de sus límites,
saca lo mejor de lo mejor,
pervive más allá del tiempo y del espacio,
ahuyenta a los malos espíritus
y el presente se vuelve historia,
lo que ocurrió antes del amor dejó de existir para nosotros,
se abre un nuevo umbral,
una dimensión desconocida.

Yo te amé a mi manera,

pero te amé,
no sé cuál fue mi error,
si no decírtelo,
si no confesártelo,

¿Mi demostración fue insuficiente?

¿ese fue el error de este final tan abrupto?

Quiero creer que el universo

se creó después de varios intentos.

¿por qué de esta manera?

¿por qué así?
¿por qué la herida se abrió en mi pecho?
¿por qué no nos dieron un tiempo para dudar,
para pensar?
¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?
¿por qué te vas sin que te hayas ido
y yo me voy sin querer irme?

¡Por qué querida mía!

¡Por qué!
Si todo había iniciado paso a paso,
¿por qué vino la tempestad antes que echemos raíces?
¿por qué? ¿por qué de esa manera? ¿en qué me equivoqué?

Si hubo decepción luego de la deslealtad

es porque existió alguna chispa de amor,
por eso mi reacción sorpresiva,
tenía miedo que nuestro destino trágico se repitiera,
el pecado original al cuadrado.

Si me ahogué en el amor

es porque quise aguantar mis esperanzas
hasta el último segundo,
respirar aunque esté muerto,

Ahora que no estoy vivo

recién me doy por vencido,
no estamos preparados,
así quiero creerlo,
guardaré el amor en mi estante de libros
y cuando me mude
sacaré los más importantes,
me los llevaré conmigo
y esperaré que aquél libro de amor
no esté apolillado por el tiempo.

Alguna vez me dijeron que el verdadero amor

transciende el tiempo y el espacio
como las estrellas que mueren y siguen brillando,
el sentimiento que aflora como reminiscencia.

Tal vez dios se olvidó de decirles 
a Adán y Evan
que el árbol del fruto prohibido
no debía de ser comido 
hasta que madurase completamente,
como también ellos estuvieran preparados.

No es el fin,
quiero creerlo,
es un paréntesis,
puntos suspensivos,
una página,
un olor que se pierde
pero que sigue existiendo.




Eyan

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