jueves, 19 de noviembre de 2015

El espejo transparente

-Me estoy desenamorando.
-Y yo aburriéndome de ti.

-Me desvelé más de una noche para descubrir las profundidades de tu alma.

-Solo en mis sueños consigo mantenerme a tu lado.

-Pero tu alma se desvanece con el sonido del alba.

-Ningún despertador logra interrumpir mi falsa esperanza.

-Mientras más ajena me fuiste,

más te quería.
-Mientras más te sincerabas,
más me conmovías.

-Pero el misterio se cansa de estar escondido,

se ahoga con su propio aliento:
el sabor amargo de un café sobrepasado.
-Encontré tu tesoro y lo despilfarré fácilmente,
la verdad escasea pero se agota rápidamente.

-Eras única, sí.

Tu inconsciente era simulación de tu yo consciente,
una herida creada por ti misma
que no causaba misericordia.
-Detrás de tu máscara vi a un ser especial,
fui la única que me di cuenta,
pero ya me cansé de lo extraordinario: 
no pretendo ser yo el espejo de tu alma ni de tu retrato.

-Mientes como cuando los perros ladran de noche,

por las puras,
eco sin ruido,
sol que no quema.
-No quiero tu ingenua honestidad eterna,
el agua pura se contamina fácilmente,
mas el petróleo se nutre de la desdicha ajena,
sobrevive de los muertos,
aprende y camina.
Quiero que seas más que eso,
no quiero simpleza:
contigo no me siento realmente perdida.
-Y yo contigo todavía no me encuentro,
aunque seas mi única alegría.



Eyan

lunes, 28 de septiembre de 2015

Egoísmo y amor a sí mismo

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Biblia

Por Erich Fromm

Antes de comenzar la exposición del aspecto psicológico del egoísmo y del amor a sí mismo debe recalcarse la falsedad lógica del concepto de que el amor por los demás y el amor por uno mismo son recíprocamente excluyentes. Si es una virtud amar a mi prójimo como ser humano, entonces debe ser una virtud –y no un vicio- amarme a mí mismo, puesto que yo también soy un ser humano. No existe ningún concepto del hombre en el cual yo mismo no esté incluido. Una doctrina que proclame tal exclusión, prueba, por este hecho, ser intrínsecamente contradictoria. La idea expresada, en la Biblia, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, implica que el respeto por la propia integridad y singularidad, el amor y la comprensión de uno mismo no pueden ser separados del respeto, el amor y la comprensión de otro individuo. El amor por mí propio ser está inseparablemente vinculado con el amor por cualquier semejante.
Hemos llegado ahora a las premisas psicológicas básicas sobre las cuales se levantan las conclusiones de nuestro argumento. En términos generales esas premisas son las siguientes: no solamente otros, sino nosotros mismos somos el “objeto” de nuestros sentimientos y actitudes, las actitudes hacia otros y hacia nosotros mismos, lejos de ser contradictorias, son básicamente conjuntivas. Respecto al problema que estamos exponiendo, esto significa: el amor por otros y el amor por nosotros no es una alternativa. Por el contrario, una actitud de amor hacia ellos mismos se encuentra en todos aquellos capaces de amar a otros. El amor, en principio, es indivisible en lo que se refiere a la conexión entre “objetos” y el propio ser. El amor genuino es una expresión de productividad e implica cuidado, respeto, responsabilidad y conocimiento. No es un “afecto” en el sentido de estar afectado por alguien, sino un esfuerzo activo por el desarrollo y felicidad de la persona amada, arraigado en la propia capacidad de amar.
Amar es una expresión del poder de amar, y amar a alguien es la actualización y concentración de esta capacidad respecto a una persona. No es verdad, como lo podría dar a entender la idea del amor romántico, que exista solamente una persona en el mundo a quien se pueda amar y que la gran oportunidad de la vida es hallar a esa persona única. Ni es verdad tampoco que al encontrar a esa persona el amor por ella determine el retiro del amor a otras- El amor que únicamente puede sentirse hacia una sola persona demuestra, por el mismo hecho, no ser amor, sino una vinculación simbiótica (…).
Si queda admitido que el amor por sí mismo y el amor por otros es, en principio, conjuntivo, ¿cómo explicamos el egoísmo que obviamente excluye todo interés genuino por otros? La persona egoísta está únicamente interesada en sí misma, desea todo para ella, no siente placer en dar, sino sólo en tomar. El mundo exterior es contemplado únicamente desde el punto de vista de lo que pueda extraer de él; carece de interés por las necesidades de otros y de respeto por la dignidad e integridad. No puede ver más allá de sí misma; juzga a toda persona y cosa desde el punto de vista de la utilidad para ella; es básicamente incapaz de amar. ¿No prueba esto acaso que el interés por otros y el interés por sí mismo son una alternativa inevitable? Esto sería así si el egoísmo y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos. La persona egoísta no se ama a sí mismo demasiado, sino muy poco; en realidad se odio. Esta falta de afecto y de cuidado para con ella misma, que es solamente una expresión de su falta de productividad, la sume en un estado de vacuidad y de frustración. Es necesariamente infeliz y está ansiosamente interesada en arrebatar a la vida aquellas satisfacciones cuya obtención ella misma obstaculiza. Parece preocuparse demasiado por sí misma, pero en realidad hace solamente un vano intento por ocultar y compensar su falta de cuidado para consigo misma. Freud sostiene que la persona egoísta es narcisista, como si hubiera retirado su amor de otros y lo hubiera vuelto hacia su propia persona: Es cierto que las personas egoístas son incapaces de amar a otros, pero tampoco son capaces de amarse a sí mismas.
Es más fácil comprender el egoísmo comparándolo con el interés exagerado que por sus hijos muestra una madre dominante y excesivamente solícita. Si bien cree conscientemente que ama en particular a su hijo, tiene, en realidad, una hostilidad profundamente reprimida hacia el objeto de su interés. Está interesada en exceso, no porque ama mucho a su hijo, sino porque tiene que compensar su falta de capacidad para amarlo.



Fuente: FROMM, Erich. Ética y psicoanálisis. México, D.F. FCE. 2012. Pág. 142-145. 

viernes, 28 de agosto de 2015

Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?

"Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?"
-Hilel el anciano

Si estás triste, sonríeme.
Si te sientes solo concurre a un millón de fiestas.
Si necesitas amor, ama.
Si te aburre tu trabajo esfuérzate en hacerlo impecable.
Si odias a alguien, trátalo bien.
Y si después de todo esto sigues sintiendo un gran vacío:
bienvenido al siglo XXI,
donde los problemas no se resuelven de raíz.

Como una vez escuché decir a una chica en un taller:
Pastillas para el dolor de cabeza.
Pastillas para las preocupaciones.
Pastillas para la depresión.
Pastillas para la impotencia.
Pastillas para el aburrimiento.
Pastillas para la felicidad.
¡Santo remedio!

Porque no basta con sonreír para ser feliz,
y que el sonido estrepitoso de una música extravagante
no impedirá callar la agonía y el desgarro de tu voz interior.
La fiesta es un desahogo, un volver a empezar –como dijo un gran escritor-,
mas lamentablemente, siempre volvemos a lo mismo:
un círculo vicioso, un laberinto sin salida.

No basta amar si no lo has hecho contigo mismo.
Que no hay mejor amor que el que se experimenta desde tu soledad:
empezar a hacer las cosas que más te gustan.
Que el halago de tus jefes, las recompensas y el reconocimiento
no aliviarán tu tensión acumulada: que sigas odiando tu trabajo.
Que mientras trates mejor a la persona a quien más odias,
más odio tendrás hacia ti mismo.
Que pretender que tienes muchas amantes y un millón de amigos
no te hará una persona más interesante.
Que no hay persona más interesante que aquella que se interesa verdaderamente en algo.

Cómo no sentirte vacío si te han robado tus verdaderos intereses,
Cómo no sentirte vacío si tus propias decisiones no son tomadas en cuenta.
Cómo no sentirte vacío si nunca te han enseñado lo que es la plenitud.
Cómo no sentirte vacío cuando el mundo calla tu hambre de libertad.
Que uno no puede vivir sin comida, eso es verdad, pero que uno puede sobrevivir para siempre soportando el hambre espiritual, lamentablemente, eso también lo es.

La soledad me ha enseñado a estar en silencio,
conversar conmigo mismo, estar a solas.
Una vez resuelto este punto, mi voz, paradójicamente,
me permite manifestarme en voz alta.

Como dijo un filósofo,
no hay batalla más difícil que aquella en donde uno se confronta consigo mismo,
después, la batalla contra los demás se convierte en una tarea sencilla.
Que el camino para ser feliz, es un camino de dificultades y altibajos,
allí empieza la verdadera batalla.

Tú pensaste que este camino iba a ser más sencillo,
pero como dijo un pensador, si así fuese,
¿por qué la mayoría no lo ha conseguido?

¿Acaso no crees que las cosas más bellas necesitan ser conseguidas con valentía?

Eyan

viernes, 5 de junio de 2015

Morir de amor

-¿Por qué fumas? -me preguntó la inquilina del piso de arriba, extrañada de verme fumar a tempranas horas de la mañana-, te vas a hacer daño, puedes morirte.
-Porque me gusta una chica -respondí.
-¿Y eso qué tiene que ver con el cigarrillo? - preguntó con extrañeza.
-Mucho, le dije-. Porque a los dos los he intentado dejar/olvidar una y otra vez... pero he fracasado, así que este es el único momento del día donde justifico mis gustos culposos.

Ella se quedó en silencio por unos segundos y vio que mi cigarrillo se consumía de a pocos.

-¿Me invitas uno? -preguntó con timidez.
-Nunca te he visto fumar -me preocupé de su reacción-. ¿No tienes que ir a trabajar?
-Sí, pero... -se quedó callada, sus palabras se perdieron en el silencio.
-Te entiendo -le dije para tapar el silencio que nos ponía más vulnerables-. Toma, aquí tienes... es hora de ahogarnos en el humo y en nuestras propias penas.

Eyan

domingo, 31 de mayo de 2015

No sé si estoy despierto o dormido

Es tiempo de decirte adiós,
como cuando caen las hojas en otoño
después de un verano inolvidable.

Los recuerdos se hacen cada vez más lejanos,
antes eras instante y eternidad,
luego te convertiste en segundos, minutos, horas y días,
ahora eres olvido que regresas de manera impredecible,
cuando se te da la gana,
especialmente en esos momentos vacíos,
de silencios ininterrumpidos,
emerges como las burbujas de agua caliente
del fondo del océano,
un instante que enloquece pero que desaparece al mismo tiempo.

Estoy más tranquilo,
desapareces involuntariamente,
ya no pongo todo mi esfuerzo para olvidarte,
simplemente me distraigo,
creo que ya te olvidé
y he vuelto a ser el mismo.
Los días son normales,
las preocupaciones cambian:
¿Dónde puedo conseguir una deliciosa taza de café?
¿Qué voy a almorzar hoy?
¿Qué será de mi vida?
¿Hacia dónde voy?

Eso es bueno, me concentro en mí,
te dispersas como polvo de estrellas,
no te veo, pero sigues allí, en mí.

Pensé que te había olvidado,
sí, yo creo que estoy en lo cierto,
mas cuando duermo...
¡sueño lo que olvido despierto!
y vivo lo que siempre quise soñar:
estar contigo.

Pensé que te había olvidado,
yo creo que sí,
pero todavía te sueño,
los sucesos se vuelven más sentidos que en la realidad,
te miro y me sonríes: sonreímos,
copiamos nuestros gestos,
nos robamos el uno al otro,
te siento más cuando sueño contigo:
despierto asustado, llorando, arrepentido y molesto
porque pensé que te había olvidado.
No es bueno despertarse con la alarma del corazón abierto.

¿Qué son los sueños?
¿Acaso no es la nada?
¿La no acción?
¿La fantasía y la imaginación?
No lo sé,
pero te siento tan real que pensé que te había olvidado,
no sé si estoy despierto o dormido,
mas yo le hago caso a mis sueños,
mis sentimientos dormidos,
porque cuando duermo estoy ausente,
y es el único momento donde mi ausencia
y tu ausencia se juntan por siempre,
un segundo que se hace eterno.

¿Por qué no te olvido en mis sueños?
¿Es necesario utilizar mi voluntad por estos rincones?
¿Cambiar mis sueños, eliminarte?
¿Acaso no puedo soñar/vivir en paz?
¿Por qué te extraño y te sigo amando en mis sueños?
¿Por qué no puedo ser libre en mis profundidades, en mi inconsciente?
¿El único lugar que me pertenece?

Sé que uno se enamora de manera involuntaria,
uno recuerda la primera vez que ocurrió,
es insustituible, imborrable, irrepetible, sólo pasa una vez,
pero,
¿acaso no me puedo desenamorar de la misma manera?
¿Cuántas veces tengo que decir que será la última vez?
¿Existe la última vez?
Para mí eres infinitas veces últimas veces,
porque me abre la posibilidad de recordarte para siempre.

Lo afirmo con dolor y desesperación
porque es un camino que será imposible de sostener,
como llorar sin que brote alguna lágrima.
Lo peor de todo es que es una batalla
donde lucho solo, conmigo mismo,
una guerra que se me va de las manos,
un partido que pierdo de antemano
porque tu presencia no es necesaria,
tu ausencia es más fuerte.

Eyan

viernes, 15 de mayo de 2015

En búsqueda de nuestro centro

No somos como las plantas que nacen de una semilla y se aferran a sus raíces. El ser humano no tiene una raíz física, tal vez algún día la tuvo pero fue efímera: el vientre de nuestra madre, luego que el cordón umbilical fue cortado, la raíz desapareció y la vida nos dio la libertad de buscar y encontrar nuestra raíz, una raíz invisible: el centro de nuestro mundo.

Hasta la primera mitad del milenio pasado, el ser humano creyó que el planeta Tierra era el centro del universo, esta visión produjo un empoderamiento sobre su identidad, aunque, paradójicamente, hubo un estancamiento en el desarrollo de las técnicas. El ser humano no necesitó ir en busca del más allá porque éste era el aquí y el allá, el centro del universo. En la segunda mitad, el sol sustituyó al planeta y se convirtió en el centro del universo, el ser humano fue en búsqueda de lo desconocido, el misterio se convirtió en una búsqueda atractiva, como una manera de conocerse a sí mismo a través de lo extraño. Luego, le siguieron otras galaxias, el centro dejó de serlo para convertirse en otros centros, o en sin centros, ahora el misterio sigue en órbita, los espacios se han vuelto más confusos, el caos reina y el descubrir nuevos conocimientos se nos presenta como una limitación que agobia nuestra existencia, es la barrera del tiempo que nos  imposibilita conocerlo todo.

¿Ocurrirá lo mismo con nuestra vida?

Cuando nacemos, el centro de la vida son nuestros padres, la vida se construye desde la omnipresencia de ellos, el niño solo es una parte de la totalidad de sus padres, luego el centro se amplía y ellos dejan de serlo: vienen los hermanos, los parientes más lejanos, la familia se entreteje como una telaraña, el niño se ve a sí mismo a través de ellos, posteriormente, él entra a la escuela y cambiamos de órbita: aparecen los amigos, el juego, el descubrirse haciendo, el centro una vez más cambia de lugar, acaba la escuela y viene la universidad y los amigos de vocación, llega el trabajo pero hay un paréntesis (¿enamorarse?) si uno lo quiere así, lo mismo que los hijos y, finalmente, la muerte se nos presenta como el centro, nuestra mayor preocupación. Es así que vamos cambiando de centros, pero nunca dejamos de tenerlos,  nuestro camino de vida se convierte en esa búsqueda de centros.  

¿Qué es el centro?

Según la DRAE, el centro es el “lugar de donde parten o a donde convergen acciones particulares coordenadas”, “punto de una figura u objeto, tal que cualquier recta que por él pase ha de encontrar a ambos lados y a la misma distancia puntos correspondientes”. Para mí, el centro es la referencia que hace que nuestra vida gire en torno a un punto, a una energía, persona, dios, etc. En muchos momentos de nuestra vida podemos sentirnos perdimos, como si estuviésemos dando vueltas a cada rato; sin embargo, si nos ponemos a pensar bien, este dar vueltas nos refleja una cosa: que el centro no se ha perdido, está presente, se mantiene allí, sea beneficioso o perjudicial (algo, alguien, algún). ¿Por qué buscamos el centro? Porque nos da referencia, nos da sentido a nuestras vidas, porque es la raíz invisible que nos mantiene vivos, nos permite voltear la cabeza de vez en cuando, cambiar de decisión, dar marcha atrás, ¿es necesario el centro en nuestras vidas? Así parece, así nos lo dice la historia, con esto quiero introducir otro término para complejizar la visión: el equilibrio. ¿Qué es el equilibrio? ¿Es un centro imaginario? ¿Es un centro sin centro? ¿O un centro que se da como resultado por distintas fuerzas contrarias o equivalentes? ¿Qué ocurre cuando el centro deja de ser uno mismo? ¿Desaparece? ¿Nos perdemos? ¿O somos energía difusa? ¿Qué hay de aquellos que no encuentran el centro y se van por la tangente y los extremos? El centro pierde su fuerza, se estira más allá de lo permitido, fallece. Concentrarse significa centrar nuestra atención, allí reside nuestra verdadera felicidad, no hay persona que experimente la felicidad cuando está distraída. ¿Por qué el centro tiene una connotación negativa? En política, muchos critican a los que están en el medio, ¿es una actitud cobarde? ¿Realmente alguien puede estar en el medio? ¿O el medio se crea naturalmente por efecto de las dos fuerzas extremas? Es decir, siendo extremistas, sin querer queriendo, llegamos al término medio, ese término que nadie quiere llegar voluntariamente, como la organización de los países nórdicos.

El centro fue el vientre de mi madre, el cordón umbilical, luego vino mi padre, mis hermanos, mis primos y mis tíos, mis amigos del colegio, de deporte, de ocio y de vocación. La universidad, el trabajo, el amor y el reconocimiento. ¿Qué es éste último? ¿No es el anhelo de ser el centro de atención? Esto es mal visto por las personas; no obstante, ¿la sociedad necesita un centro? Las ciudades sudamericanas se han caracterizado por tener un centro, lo que conocemos como plaza de armas, lugar de concurrencia, lugar de encuentro que permitió albergar a todos, ese es la característica del centro, converge, ¿lo público no representa el centro? (en teoría), aunque sabemos que por factores sociales no todas las clases sociales estuvieron en ese lugar, pero seguro que se las ingeniaron, tal vez se reunieron en otra plaza, una quinta, un bar o un teatro. En el hogar también tenemos nuestro centro, la sala o el comedor, o si se es antisocial, nuestra habitación. ¿Cuál es el centro en la actualidad? ¿No es acaso el Facebook? O si queremos ampliar el centro, sería el Internet o el ciberespacio. Las tribus y las sociedades más complejas también han tenido como centro a personas, llámese anciano, sabio, líderes, presidentes, pensadores, etc. 

Extrapolo el caso del universo, si en la actualidad no sabemos cuál es el centro del universo –y parece que no existe, aunque en la ciencia todo es provisional- lo mismo ocurriría en nuestro mundo actual. ¿Hemos dejado de tener un centro? ¿Una referencia? ¿Qué, quién y cuál nos centra? Parece que ya no existe, ¿Será positivo o negativo? Luego de esta tradición centrista parecería que las noticias son negativas, todo se diluye, es más difícil buscar esa estabilidad en un mundo que se nos presenta desordenado, cambiante y acelerado; no obstante, les traigo un poco de esperanza. La búsqueda del centro, o ser el centro mismo, por otro lado, ¿no nos ha traído demasiados problemas? Las guerras, desde la antigüedad hasta las actuales, ¿no son un reflejo de que un grupo de personas, naciones, empresas, entre otros, han querido ser el centro de los demás y del mundo? ¿Estamos preparados para vivir sin un centro? ¿O es necesario a pesar de las barbaridades? La ciencia dice una cosa y la tradición otra. 

Eyan

miércoles, 29 de abril de 2015

Mentir para amarte

Tengo que confesarlo,
pensé que era honesto,
pero para el amor,
no lo soy del todo.

Unos amigos nos presentaron

y me enamoré de ti a primera vista,
un instante que se volvió eterno,
una mirada,
una imagen,
un pensamiento,
un sentimiento,
un recuerdo inolvidable,
los días se convirtieron en noches
y las noches en días,
eso es cierto,
es una verdad,
pero lo que ocurrió después es fantasía.

Tus amigas te contaron

que de mis propios labios
salieron versos amargos,
ninguno describiéndote
como mis ojos lo hacían,
esos adjetivos bellos
me los guardé para después.

Sí, así les dije,

o mejor dicho,
así callé.
Ellas me preguntaron:
¿Te parece simpática?
Normal
¿Interesante?
Así parece
¿Inteligente?
No la conozco suficiente.
¿Te gusta?
No...nada que ver.

Les mentí, sí,

soy un mentiroso,
no puedo ser honesto con el amor.
Y tú no me entiendes,
no sabes si creer en mis palabras
o en mi mirada.

No creas todo lo que les dije,

quería esperar este momento,
estar a solas,
decirte mis sentimientos más profundos
porque las mentiras se desvanecen
cuando cae la noche,
cuando sueño contigo,
cuando hablo con tu sombra:
tu ausencia,
tu recuerdo se impone.

A ellas les mentí:

porque el amor no se comunica por teléfono malogrado,
porque un exceso de verdad deja de lado el misterio,
y una precipitada confesión ahoga el encanto,
la sorpresa de no saber si nos amamos
expande nuestro amor más allá de lo esperado.
es mejor sorprenderte con un regalo
que prometerte un millón de éstos.

Eyan

martes, 21 de abril de 2015

La mirada del amor

Si eres feliz,
quiero que me lo digas mirándome a los ojos.

Si crees en tus ideales,
quiero que me los demuestres mirándome a los ojos.

Si crees estar en el camino correcto,
quiero que me convenzas mirándome a los ojos.

Si amas lo que haces,
quiero que me lo expreses mirándome a los ojos.

---

Si quieres hacerme daño,
hazlo,
pero quiero que estés preparado
cuando me veas llorar.

Si quieres hablar mal de mí ante los demás,
hazlo,
pero quiero que veas sus miradas
y te acuerdes de la mía. 

Si quieres que caiga en tu trampa,
hazlo,
mas yo solo quiero que observes el momento preciso 
en que perdí mi propia mirada
por seguir la tuya.

Si quieres mentirme,
miénteme,
mas yo solo te pido que lo hagas 
mirándome a los ojos.

Y si quieres mentirme de verdad,
miénteme, 
y mírame mientras yo me pongo feliz como un tonto
al creerte todas tus palabras.

Si quieres engañarme,
engáñame,
mas yo solo te pido que cierres los ojos
y veas mis ojos en tu imaginación 
mientras lo haces con él.

Si quieres hacerme daño con tu mirada,
detente,
quiero que me des la oportunidad
para que yo pueda mirarte primero.

---

Si quieres golpearme,
golpéame,
pero te pido que me mires
cuando mis ojos entren en pánico.

Si quieres robarme,
róbame,
pero mírame mientras te entrego
todas mis pertenencias.

Si quieres matarme,
mátame,
pero te pido que no lo hagas por la espalda:
es mejor que me mires a los ojos mientras 
muero.

Si quieres violarme,
viólame,
pero te pido que me mires a los ojos mientras lo haces...
...y si no tienes compasión por mí,
quiero que mis ojos te sirvan de espejo
para que te confrontes contigo mismo en ese momento.

---

Si quieres borrar mis murales,
hazlo,
pero quiero que observes mi mirada
en el momento en que yo las pinté.

Si quieres construir un puerto en el playa,
hazlo,
pero primero observa la mirada de los niños
mientras juegan en el verano.

Si quieres desaparecer mi laguna,
hazlo,
pero antes siéntate a mi lado todas la noches 
mientras me siento a contemplarla.

---

Si no me amas
quiero que me lo digas
mirándome a los ojos.

Y si me amas,
no me lo digas,
porque al mirarte
sabré tu respuesta.

La única mirada que perdura,
es la mirada del amor.

Eyan

viernes, 17 de abril de 2015

Poemas de amor

I.

Me enamoré a primera vista

y eso me basta,
porque lo que es difícil de mirar
es imposible de conocer,
y mirada difícil de mantener
es amor imposible de sobrellevar.

II.


El sexo termina con un orgasmo.

El amor termina,
aunque sigamos amándonos.

III.


Quiero que nuestro amor

sea difícil de consumar,
para sentir el mismo impedimento
cuando nos amenace la soledad:
el dinero que llega fácil,
fácil se va.

IV.


El sexo es poderoso,

como una bala que entra rápidamente
a tu corazón...
...mas sale con la misma fuerza.
El amor llega tarde...
pero se queda,
recorre hasta la última célula de tu cuerpo
que no se haya enamorado de mí.

V.


Y sí. 

Si hay algo que tengo que agradecerle,
es que por ella llegué a ti. 

Eyan

sábado, 11 de abril de 2015

El tiempo sin tiempo

Día x: El tiempo que no quiere serlo

Se forma un paréntesis entre la vida de los sueños
y la vida cotidiana,
el tiempo deja de ser sí mismo,
la intemporalidad y la trascendencia
de un artificio cósmico y humano
que se esconde en la oscuridad,
en el silencio y en la inmovilidad.

Cansancio de las almas que caminan y corren
en una maratón sin fin ni recompensas:
movimiento que nos pide la vida,
pero que ha perdido sentido,
ya no lo es,
el tiempo ha sido atrapado
por sus propias creaciones,
se mira en el espejo de los ascensores:
la proyección hacia el infinito,
el tiempo se asusta de verse a sí mismo
como la persona que se detiene
y mira su pasado,
y reconoce que desperdició mucho tiempo,
mira su futuro y solo consigue ver
su pasado proyectado.

Desesperanza,
más de lo mismo,
el tiempo busca el cambio,
su cualidad inherente,
mas va a un tiempo sin tiempo,
como el viajero que se encuentra con otros tiempos
y otros seres: se miran con semejanza.

El anhelo de ser atrapado por este tiempo es poderoso:
¿por qué no? ¿por qué si?
En esas dudas de idas y venidas
el tiempo que no quiere serlo envejece sin darse cuenta.

Es tu tiempo,
mi tiempo,
que va más allá de los lugares y otros tiempos,
el que tú le dedicas,
como la creación de las cosas que se rebelan
contra el olvido.

No corras contra el tiempo
si ni siquiera puedes ir en su misma dirección,
sé el tiempo,
tu tiempo,
el de la vida y la muerte,
el del juego,
el rito,
el amor,
los viajes,
el tiempo dentro del tiempo.


Eyan

martes, 7 de abril de 2015

Entre la verdad y tener la razón

La verdad es liberadora, es el consuelo de los oprimidos, es la manera en que uno puede despejar el nubarrón de ideas confusas y hacer visible la interacción de las cosas. En cambio, tener la razón, como dice el término, es la apropiación de la verdad, es ponerla en cautiverio, a cualquier costo, apoderándose de ella sin su consentimiento, sin ser ella misma. Si la verdad no le pertenece a nadie, porque es el camino, tener la razón sí, porque se vuelve un fin en sí mismo. Creo en este camino de la búsqueda de la verdad, sin darme cuenta, he caído en varios intentos de adueñarme de ella. Suceden casos en que uno tiene mejores argumentos, gana discusiones y deja en ridículo a ciertos adversarios. Estos hechos generan, inevitablemente, una mala costumbre. La verdad, que no le pertenece a nadie, se vuelve un trofeo de guerra. Eso conlleva a que el ganador sea el dueño de la verdad, se pierden las diferencias, se mezcla todo y se rinde culto a la persona. 

Recuerdo que una vez un maestro me dijo que en este mundo tenemos que dudar de todo, que nada es seguro en esta vida, incluso el piso por donde uno camina; sin embargo, él me dijo que hay algo que uno nunca debe de perder, la valentía, que es nuestro estímulo que nos permite seguir buscando eso que no sabemos qué es, pero que nos hace mantenernos y sentirnos vivos: tenemos que seguir caminando. Parecería que esta forma de pensar nos llevaría a un cierto relativismo, una falta de verdad, pues no, por el contrario, el mostrarse abierto ante los demás generaría que el debate se enriquezca, se amplíe el espectro... no es tan divertido jugar solo. El encerrarse en uno mismo eso sí que llevaría la anulación del otro, el dogma al cuadrado, pero es difícil no hacerlo cuando nuestras opiniones están muy ligadas al ego, incluso a la autoestima; sin embargo, nadie es infalible.
¿Cuál es la otra cara de la moneda de la verdad?
Pongo un caso específico que puede trasladarse a otras ámbitos de la vida, cito a Octavio Paz: "...un exceso de sinceridad puede conducirnos a formas refinadas de la mentira. Cuando nos enamoramos nos "abrimos", mostramos nuestra intimidad, ya que una vieja tradición quiere que el que sufre de amor exhiba sus heridas ante la que ama. Pero al descubrir sus llagas de amor, el enamorado transforma su ser en una imagen, en un objeto que entrega a la contemplación de la mujer —y de sí mismo—. Al mostrarse, invita a que lo contemplen con los mismos ojos piadosos con que él se contempla. La mirada ajena ya no lo desnuda; lo recubre de piedad. Y al presentarse como espectáculo y pretender que se le mire con los mismos ojos con que él se ve, se evade del juego erótico, pone a salvo su verdadero ser, lo sustituye por una imagen. Substrae su intimidad, que se refugia en sus ojos, esos ojos que son nada más contemplación y piedad de sí mismo. Se vuelve su imagen y la mirada que la contempla".
¿Cuál es el camino?
Divertirnos jugando, sin pensar como fin último la búsqueda de ganador y perdedor, no evadir el juego erótico. Es una situación difícil, porque la imagen del ganador es la de una persona fuerte, intocable, incuestionable y de excesivo respeto. Una IMAGEN de la autoridad que todavía no hemos conseguido liberarnos

Eyan

jueves, 26 de marzo de 2015

Árbol torcido

Quisiera tener una vida ordinaria, trabajar tranquilamente de lunes a viernes sin cuestionarme, conversar y reírme en el horario de refrigerio, salir a las cinco de la tarde y luego ir a tomar un café con mis amigos y conversar de cosas insignificantes -nada de filosofía, política ni esas cosas que a uno le rompen la cabeza y le sacan de sus casillas-. Quisiera conversar de cosas sencillas, de esas, como hablar de la familia, del día a día, los chismes, el amor y las fiestas y, cuando vienen los fines de semana, estar con mi familia, hacer una parrillada y ver un partido de fútbol del Barza, o sino, jugar con los niños, y si es verano, ir a la playa y jugar con la arena y revolcarme con las olas del mar. A veces creo que esos momentos, por más simples que parezcan, terminan haciendo más feliz a uno, como si la suma de todas ellas determinaran la verdadera felicidad. 


En mi caso, no he podido realizar con disciplina y éxito esta forma de vida y he terminado desviándome a otros caminos más inciertos, un poco extravagantes, cuasiextraordinarios, como si pensara que hubiera algo más allá de esta vida del común de los mortales: ¿y si no lo hay? ¿Y si la vida se trata de disfrutar de esos pequeños momentos? ¿Cuál es el afán de juzgar a estas personas que siguen ese estilo de vida? ¿Todo lo que se encuentra a mi alrededor no está hecho por ellos mismos? Como la copa de vino que me sirve para lidiar con mis problemas, el reloj que me permite ser puntual (o casi), el taxista que me salva de apuros, las colonias que a uno le hacen ser más atractivo, las billeteras que te salvan de perder tu dinero -y si no lo tienes- te permite aparentarlo, los cubiertos para comer, el celular para hablar con tu enamorada, el ipod para escuchar tu canción preferida, mi cama para dormir tranquilamente, mis zapatillas para no pisar piedritas, la puerta de mi casa que me permite marcar mi territorio frente a los desconocidos, los cigarrillos de las noches melancólicas y todo lo demás que ya no logro enumerar. 


Sí, esas cosas que parecen insignificantes, pero que le hacen a uno la vida más simple. Lo veo a diario, a mi alrededor, en los detalles, ¿acaso estas cosas se crearon por arte de magia o por voluntad de dios? Pues no, hay responsables, los crearon aquellas personas que viven el día a día, sin preguntarse si el mundo está yendo por el mal camino, si el capitalismo es la mejor o la peor opción, si la política sigue siendo corrupta (aunque yo creo que de los políticos sí se quejan todos los días), si existen extraterrestres o si existe un dios distinto al que ellos creen. En cambio yo, que a veces quiero marcar esa distancia -como si lo otro fuera inferior- me elevo a un mundo distinto, cuestiono el fin de las cosas, incluyendo la existencia humana y busco dedicarme a una actividad que, supuestamente, está dentro de la escala de las necesidades superiores y elevadas del ser humano: la contemplación, la reflexión, la filosofía y el arte. Pero, ¿estoy satisfecho? ¿Soy feliz por pensar en asuntos que yo los considero más "relevantes"? Pues no, por el contrario, me ha complicado la vida, me ha hecho caer varias veces en lo más hondo del abismo, he perdido amigos y he creado enemigos; he rechazado oportunidades por pensar que hay "algo más", me he metido en problemas y he terminado alejándome de los demás -incluyéndome a mí mismo-. ¿Cuál es el afán de trascender? ¿No es sino un signo de sentirme importante? ¿Ante quién, para quién? ¿Es necesario? ¿Y si no hay nada más? ¿La vida no se trata de disfrutar de estas pequeñas cosas? 

Quisiera vivir una temporada de esa manera, no preocuparme de los problemas sociales, vivir tranquilamente, en armonía, sin que nadie me joda, ser indiferente, ser normal, perderme en el rebaño -en el buen sentido de la palabra-, mas no puedo, lo intento pero siempre fracaso, nunca he podido adaptarme, hacer las cosas de manera adecuada -y no porque quisiera hacerles la contra a los demás-, sino porque mi vida se ha iniciado de esa manera: caótica, malcriada, rebelde, incorregible, excesiva y todos los defectos habidos y por haber. He tenido muchos intentos por autocorregirme y he fracasado, y las pocas veces que lo he conseguido, al cabo de un tiempo he caído en lo mismo. La otra vez me puse a pensar en la frase: "árbol que nace torcido jamás su tronco endereza". Mi primera sensación-reacción frente a estas palabras fue de desesperanza, porque era una revelación dolorosa, una verdad incómoda, en el fondo me costaba aceptarla. Frente a esto, me pregunto, ¿cuál es mi camino? ¿Hacia dónde voy? Si niego la simpleza de la vida, si niego a estas personas que viven de esa manera, llegará el día en que, sin darme cuenta, me encontraré viviendo solo en una isla, fuera de la civilización, sin ningún objeto, sin comodidades, como volver al pasado, al mundo de las cavernas, involucionar.

¿Esta forma de pensar no va en contra del desarrollo de las civilizaciones? ¿Estos escritores incomprendidos no han perjudicado el devenir de la humanidad? ¿No habría sido mejor que dejen de criticar a los demás y dejarlos en paz? A veces creo que reflexionar sobre la humanidad no trae ningún beneficio, no aporta nada; por el contrario, ralentiza el curso de las sociedades y de las cosas. Quisiera que sus escritos se queden en los estantes de las bibliotecas para que las polillas se alimenten de este conocimiento discordante y periférico, como una manera de ignorarlos y dejarlos en el olvido, pero no puedo, así de simple, no puedo, confieso que estos escritores me han ayudado a soportar la realidad, como una especie de consuelo/identificación, sentirme menos jodido ante los demás y ante mí, como si no fuera el único que busca más allá de las simplezas de la vida, porque estas, desgraciadamente, no nos han satisfecho totalmente. Frente a este infortunio, esta frustración, nos hemos sumergido en lo más hondo del abismo, en el dolor puro, en la miseria más baja, aunque, paradójicamente, estos sentimientos-impulsos me han traído mayor satisfacción, un deseo de seguir viviendo en medio de este orden tan escalofriante. 

Ellos son como los árboles torcidos, que no apuntan a una sola dirección, a un punto fijo, a dios, sino que se pierden en el bosque, en sus sentimientos contradictorios, peleándose consigo mismos, como una manera de sobrevivir no solo frente al resto, sino ante sus laberintos, sus ramas que se hacen nudos, sus frutos podridos, son estos árboles que dan sombra a los demás, de cerca, un verdadero cobijo, porque su dolor es propio y a la vez universal, porque vivir correctamente significa que hay un solo camino, una sola manera de vivir, esa imposición que proviene desde nuestro nacimiento, pero ellos se cuestionan y quieren descubrir nuevamente el mundo, torciéndose, a su manera, a mí manera. Si ahora en el mundo no hemos resuelto problemas antiguos -como el desastre de la naturaleza-, es porque hemos ignorado una parte de nosotros mismos, un camino distinto, un árbol torcido que también forma parte del paisaje de la naturaleza.

Eyan

domingo, 15 de marzo de 2015

Amor, pudor y lágrimas

Mis lágrimas caen como las gotas de un caño averiado,
lentamente,
se aferran al pasado,
de a poquitos,
taciturno.

Caen por la madrugada,

el silencio opaca al ruido,
siguen el mismo curso,
las lágrimas lloran en silencio.

Mas el inicio de estas comenzaron

en un tiempo sin precedentes,
como la teoría del big bang,
que se atrevió a romper las leyes de la probabilidad
y del universo infinito.
El amor empieza con una mirada
y termina con una lágrima.

Te quise desde el primer día en que te vi,

segundos antes de conocerte,
sin decirnos una palabra,
sin demostrarnos nada,
naturaleza humana.

Nuestras miradas se cruzaron

como dos estrellas fugaces,
como un relámpago,
el instante de la eternidad,
se creó un mundo nuevo,
una nueva historia,
el tuyo y el mio.

Algo brillaba entre los dos,

la desnudez del tesoro perdido,
yo me veía en tu mirada
y tú en la mía.

El mundo está ciego para no reconocer tu belleza,

lo esencial es invisible a los ojos,
mas tu mirada prueba lo contrario,
o mejor dicho,
la mirada que tú me envías
y yo recojo,
mirada de complicidad,
como la muerte encapuchada,
que guarda bajo siete llaves el tesoro escondido
en las profundidades de nuestro ser,
donde le está prohibido al dios omnipresente.

Esa eres tú,

el amor que requiere de un tiempo indefinido,
no hay reloj que pueda medirlo,
solo yo,
creo,
que le dedica tiempo al tiempo.

Hay quienes quieren encontrarte mediante atajos,

haciendo trampa,
mintiendo,
pero ellos terminan perdiéndose en el camino,
en cambio,
yo te busco en mi interior,
porque mi búsqueda es una búsqueda
de nosotros mismos.

¿Es el amor una forma de renacer nuestras virtudes más ocultas?


Creo que sí,

el amor crea,
se expande,
contagia
y busca el infinito;
el odio también se expande,
pero es perenne porque busca
la aniquilación del otro,
y cuando lo consigue
deja de existir.

En cambio,

el amor bien cuidado
se extiende más allá de sus límites,
saca lo mejor de lo mejor,
pervive más allá del tiempo y del espacio,
ahuyenta a los malos espíritus
y el presente se vuelve historia,
lo que ocurrió antes del amor dejó de existir para nosotros,
se abre un nuevo umbral,
una dimensión desconocida.

Yo te amé a mi manera,

pero te amé,
no sé cuál fue mi error,
si no decírtelo,
si no confesártelo,

¿Mi demostración fue insuficiente?

¿ese fue el error de este final tan abrupto?

Quiero creer que el universo

se creó después de varios intentos.

¿por qué de esta manera?

¿por qué así?
¿por qué la herida se abrió en mi pecho?
¿por qué no nos dieron un tiempo para dudar,
para pensar?
¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?
¿por qué te vas sin que te hayas ido
y yo me voy sin querer irme?

¡Por qué querida mía!

¡Por qué!
Si todo había iniciado paso a paso,
¿por qué vino la tempestad antes que echemos raíces?
¿por qué? ¿por qué de esa manera? ¿en qué me equivoqué?

Si hubo decepción luego de la deslealtad

es porque existió alguna chispa de amor,
por eso mi reacción sorpresiva,
tenía miedo que nuestro destino trágico se repitiera,
el pecado original al cuadrado.

Si me ahogué en el amor

es porque quise aguantar mis esperanzas
hasta el último segundo,
respirar aunque esté muerto,

Ahora que no estoy vivo

recién me doy por vencido,
no estamos preparados,
así quiero creerlo,
guardaré el amor en mi estante de libros
y cuando me mude
sacaré los más importantes,
me los llevaré conmigo
y esperaré que aquél libro de amor
no esté apolillado por el tiempo.

Alguna vez me dijeron que el verdadero amor

transciende el tiempo y el espacio
como las estrellas que mueren y siguen brillando,
el sentimiento que aflora como reminiscencia.

Tal vez dios se olvidó de decirles 
a Adán y Evan
que el árbol del fruto prohibido
no debía de ser comido 
hasta que madurase completamente,
como también ellos estuvieran preparados.

No es el fin,
quiero creerlo,
es un paréntesis,
puntos suspensivos,
una página,
un olor que se pierde
pero que sigue existiendo.




Eyan

sábado, 14 de marzo de 2015

El día internacional de la mujer y otros asuntos

…la mujer es ídolo, diosa, madre, hechicera o musa, según muestra Simone de Beauvoir, pero jamás puede ser ella misma. De ahí que nuestras relaciones eróticas estén viciadas en su origen, manchadas en una raíz. Entre la mujer y nosotros se interpone un fantasma: el de su imagen, el de la imagen que nosotros nos hacemos de ella y con la que ella se reviste. Ni siquiera podemos tocarla como carne que se ignora a sí misma, pues entre nosotros y ella se desliza esa visión dócil y servil de un cuerpo que se entrega. Y a la mujer le ocurre lo mismo: no se siente ni se concibe sino como objeto, como “otro”. Nunca es dueña de sí. Su ser escinde entre lo que es realmente y la imagen que ella se hace de sí. Una imagen que le ha sido dictada por familia, clase, escuela, amigas, religión y amante. Su feminidad jamás se expresa, porque se manifiesta a través de formas inventadas por el hombre”. -Octavio Paz.

Re-flexión: A propósito del 8 de marzo y otras cosas más

Este 8 de marzo se celebró el día internacional de la mujer, fecha en que se rememora un acontecimiento histórico: la huelga de mujeres obreras estadounidenses que exigieron mejorar sus condiciones laborales. Este suceso histórico ocurrió a inicios del siglo XX, repercutiendo en otros lugares del mundo, primero en Europa y luego en los demás continentes. En las décadas posteriores, el sentido original de la protesta fue modificándose, abarcando otras esferas de la vida: el derecho a la educación, sufragio universal, divorcio, entre otros. Y en la actualidad, se busca conseguir la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.

Actualmente, ¿qué significado tiene esta fecha para la población peruana?

En esta última celebración, se han generado diversas formas de expresión en apoyo a las mujeres, desde las más sutiles hasta las más excéntricas, empezando con el palabreo cursi (importando sentimientos ajenos de otros días festivos –como el día de la madre y el día de los enamorados) hasta el discurso consciente y reivindicativo, conmemorando un pasado de luchas. Estos confusos y contradictorios sentimientos han generado un acalorado debate, poniendo en escena a los que lo celebran -porque así lo dice el calendario- y a aquellos que muestran una actitud más seria, criticando a los anteriores. Todo este embrollo -de idas y venidas- no evidencia más que la confusa percepción que tiene el ser humano contemporáneo sobre los temas que conversa, sobre la sociedad y sobre sí mismo. Ahora que las aguas se han calmado –han pasado varios días desde la fecha indicada- trataré de ver en perspectiva este asunto, pero tomaré el camino del razonamiento, partiendo de lo general a lo particular.

Las redes virtuales

Lo más curiosos de todo, es que el debate público se ha trasladado a las redes virtuales. Primera reflexión: la juventud y los adultos que utilizan estos medios se informan, hablan más del tema y debaten. Podríamos calificar este suceso como algo positivo. Es un crecimiento y un desarrollo de la actividad política en nuestro país, pero a mi juicio, esto no ocurre así, y si lo es, pues, parcialmente. La actividad política ha perdido un aspecto sumamente importante: la capacidad de reflexionar. Se habla más pero se reflexiona menos. La política –en ese sentido- se ha banalizado, fruto de la falta de seriedad que tiene el ser humano para conversar sobre estos temas. Si lo conversa, es consecuencia de las circunstancias, del momento, del día a día. Actualmente, vemos que muchas personas se rajan las vestiduras ante una problemática, ponen tal emoción a sus palabras, a sus discursos y a sus publicaciones en sus muros, que uno creería que su posición frente a un acontecimiento-problema es serio, contundente y consecuente. El grado de indignación es muy alta; sin embargo, todo es flor de un día, ¿cómo una persona puede estar tan indignada frente a algo, pero de un momento a otro desecha ese sentimiento tan profundo? Me imagino el momento preciso en que una persona se traslada del mundo virtual al real, cuando se desconecta y apaga su computador; me imagino el contraste, el cambio de expresión repentina, como por acto de magia, donde el clímax de indignación se transforma en felicidad, depresión o indiferencia. Nos quitamos la máscara virtual y el mundo real nos hace reaccionar, es hora de realizar nuestras labores cotidianas.

A partir de este fenómeno, uno se pregunta, ¿qué tan verdaderos son los sentimientos humanos? Pues en las redes uno lo ve y lo percibe así, pero este sentimiento tan efímero nos muestra que la situación va por otro lado. ¿Hay realmente indignación? Parece que sí, eso es lo que nos quieren mostrar, aunque -a mi parecer- esa indignación no surge por el suceso en sí, por la noticia real, sino como una suerte de contagio o de enfermedad, una reacción humana, un acto involuntario. Si hay algo de qué percatarnos, es sobre nuestro estado emocional voluble en las redes; yo lo denomino, nuestra “condición viral”. Acuño este término, porque en las redes virtuales lo que predomina son las sensaciones fuertes y pasajeras, la acción se vuelve reacción, todo es reacción, impulso, no hay filtro ni reflexión. Así lo expresa el éxito de los videos virales u otro tipo de noticias, ¿acaso no recuerdan la imagen del vestido blanco-dorado-azul o los videos humorísticos que se dejaron en el olvido? ¿Son importantes? Pues no. Haciendo una analogía de una frase de Marx -lo cito a continuación: el oro circula porque tiene valor, pero el papel moneda tiene valor porque circula. Esta frase se puede utilizar exactamente para el caso de la información. Si antes ésta tenía valor por su alto contenido, pues ahora su valor reside solamente en su circulación. Esta forma de informamos, yo lo denomino “el síndrome de la novedad”, ahora todos queremos difundir la noticia de último minuto, ser los primeros en informarnos. No obstante, después que se pierde el carácter novedoso, lo desechamos y lo tiramos a la basura, no es un acto racional, es moda. A su vez, los medios de comunicación se han apoderado de nuestra capacidad de elección, ellos son los que ponen la agenda y el tiempo se convierte en su aliado. La información importante se nos escapa de las manos. Por ejemplo, en las redes se ha dejado de hablar de ciertos temas que todavía necesitan resolverse: ¿qué ocurrió con el caso de López Meneses, los responsables de las líneas de Nazca, Martín Belaunde, la tv basura y la ley pulpín?

En su momento, cuando estos temas se hicieron noticia, nosotros pusimos todas nuestras energías para debatir fervorosamente, pero ahora que ha dejado de serlo, el interés se ha perdido, incluso nos sentimos hostigados si alguien lo menciona. Sin embargo, cuando ocurra algún hecho similar el interés volverá. (Ejemplo-comentario de un día x): «acaba de ocurrir otro daño a las líneas de Nazca» -mencionó un usuario en las redes, y los “defensores” contestaron: ¿y qué ocurrió con Greenpeace, con los turistas rusos y el Dakar? Preguntas y respuestas que dan a entender que hay cosas importantes del pasado que todavía no se han resuelto, aunque, ¿ellos realmente lo consideran importante? A mi juicio no, porque si no hubiera existido este nuevo caso, ellos no lo habrían comentado. Eso muestra el real desinterés de las cosas. Primera conclusión: El ser humano contemporáneo ha perdido una cualidad que hasta el momento no logra darse cuenta: el verdadero interés por las cosas. Somos seres que nos interesamos por cosas del momento y mostramos tal grado de interés en un momento determinado que las personas nos ven como seres apasionados, héroes de la causa justa, la indignación corre por nuestras venas. Sin embargo, como decía Erich Fromm, la voluntad también puede engañarse a sí misma, la intensidad de nuestra voluntad no indica, necesariamente, un interés real. El grado de indignación frente a algún suceso tampoco indica compromiso. ¿Qué se esconde detrás de esta fachada de voluntades? Lo que se esconde –en el fondo- es un sujeto angustiado, que busca sentido a su existencia, porque su situación actual muestra una inconformidad frente a este mundo tan cambiante, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, mientras que, paradójicamente, la vida del ser humano se va deteniendo, se vuelve estático, se estanca en la inactividad del día a día, en la inmovilidad del trabajo rutinario, en el sedentarismo del ordenador, está podrido por dentro. Esto ha generado unas ansias por cambiar lo que está a su alrededor, la situación de los otros, porque, cuando se habla de uno mismo, se incomoda, evade y niega. Es mejor buscar el cambio en los otros, porque, sobre uno mismo, es imposible: «no fumes… es que yo ya estoy jodido» -le advertía un fumador a una persona que quería aprender a hacerlo.

Esta falta de dinamismo e imposibilidad de interacción con las personas en la vida real, ha ocasionado la incapacidad para manifestar y desarrollar nuestro yo individual (identidad). Frente a este problema, nosotros buscamos –insaciablemente- alimentarlo y fortalecerlo de otra manera. Así de paradójica es la sociedad, buscamos el cambio ajeno -y a la vez- exageramos nuestras expresiones, porque sabemos que este es el único medio por donde conseguiremos que los demás nos identifiquen (porque en la vida virtual nos ven por lo que nosotros mostramos) hay un filtro –pero nosotros no nos damos cuenta que lo hay-. Así, el objeto se vuelve sujeto, la información en informante, todo se funde, se mezcla y se enreda, nadie puede desatar el nudo. Por consiguiente, surgen los insultos, los ataques personales y la reflexión –como fin último- se pierde: llegó el momento de la competencia de egos.

El día internacional de la mujer y las redes virtuales

Segunda reflexión: el 8 de marzo vino y se fue, porque así lo quisimos, porque era solo una fecha, porque algunos lo esperaron con muchas ansias y a otros se les presentó inesperadamente. La  guerra que se manifestó en las redes no terminó como resultado de un vencedor y un perdedor, una rendición o un acuerdo de paz. La guerra en las redes se terminó cuando se ocultó el sol y volvió a aparecer por la mañana siguiente: borrón y cuenta nueva. No hay ninguna enseñanza, ninguna conclusión. Todo ha quedado en eso, en anécdota, una situación efímera, comentario, un suceso viral, pura reacción del momento. El próximo año se repetirá la misma batalla: los defensores conscientes versus los falsos poetas, hablaremos de lo mismo, caeremos en el mismo error, las mismas quejas y así los años pasarán hasta llegar a la tumba. Nada cambiará.

Sin embargo, voy a poner de mi parte para reflexionar sobre este tema, buscando esclarecer las cosas. ¿Cuál es el reto de las mujeres en la actualidad? Seguir acercándonos al ideal de igualdad de género: igualdad frente a la ley, igualdad de oportunidades laborales y reducir la violencia sexista. En el caso de la ley, todavía hay temas pendientes por resolver. No se ha discutido profundamente el tema del derecho al aborto, la violencia masculina en el ámbito privado, la cantidad mínima o cupos necesarios para los puestos femeninos en las instituciones públicas, entre otros. En el tema laboral, las mujeres todavía no tienen las mismas oportunidades que los hombres para acceder a los puestos de trabajo. Todavía permanece la división sexual del trabajo, es decir, el trabajo diferenciado entre hombres y mujeres, ocasionando, una diferencia sistemática y notoria en los salarios. La gran mayoría de ellas todavía no ha podido acceder a los altos cargos en las empresas, sean gerenciales o de toma de decisiones. La violencia, sea física o simbólica, todavía permanece en nuestra sociedad (en la esfera pública y privada). Con el transcurrir de los siglos, la línea que definía estas dos esferas ha ido desapareciendo. Esto ha contribuido a que el Estado pueda intervenir en los casos de violencia intrafamiliar. La mujer tiene más apoyo que antes, pero todavía no es suficiente, hay mucho por hacer.

Por último, quiero comentar la frase que puse al principio de esta reflexión, porque creo que necesitamos deconstruir y volver a construir la percepción de la mujer contemporánea, o sino, los cambios seguirán siendo superficiales. Para que la mujer sea realmente libre, es necesario que ella se adueñe de su propia visión sin que el hombre intervenga en la construcción de su identidad. No mirarse a través de él, sino a través de sí misma, ser su propio espejo, pero con una consciencia muy analítica, porque sabemos que las mismas mujeres –sin darse cuenta- pueden atribuirse imaginarios ajenos, ocasionando que entre ellas mismas se hagan daño. Sin esta consciencia, es imposible que ellas puedan alcanzar su propio ideal como mujer. Este es solo un paso más de un largo camino que las llevará a disfrutar de otros paraísos. Luego, llegará el día en que no tengan que seguir ningún ideal social que las identifique como mujeres, este ideal social se transformará en individual y la libertad podrá ser alcanzada: misión cumplida.

Todavía falta un largo camino por recorrer. Si antes la mujer era valorada por estereotipos míticos y divinos, pues ahora lo sigue siendo, pero a través de roles sociales y terrenales. Hace unas semanas escuché el concepto de “la mujer maravilla”. Este nombre se refiere a aquella mujer contemporánea que ha asumido todos los roles en la sociedad: hija, hermana, profesional, trabajadora, madre de familia y buena esposa: la mujer responsable. Este estereotipo de la mujer se ha ido constituyendo a través de los años, generando respeto y admiración. En cierta medida, este nuevo ideal ha contribuido a que las mujeres tengan mayor autonomía respecto de los hombres. La independencia económica es un salto cualitativo que permite que ellas puedan sobrellevar sus propias vidas sin la ayuda masculina, pero, ¿qué hay de los otros aspectos? La mujer cree firmemente que su fortaleza radicará en la consecución de todos los roles sociales, está poniendo a prueba su voluntad. Sin embargo, ¿no se ha puesto a pensar que podría cuestionar aquellos fines que persigue? ¿En eso no consiste la libertad, en la afirmación, pero también en la negación? Por ejemplo, en la opción de (no) ser madre o esposa. Esto me lleva a un tema más profundo, haré una analogía -a mi manera- de la frase de Octavio Paz: la mujer es buena hija, hermana, profesional, trabajadora, madre de familia y esposa, pero jamás puede ser ella misma. Lo que quiere decir que su grado de respetabilidad en la sociedad está en función de la adaptabilidad y obediencia frente a las normas y valores de la sociedad, es decir, frente a un discurso conservador. Sin embargo, no hay cabida para la mujer rebelde, transgresora, la que crea nuevas formas de ver el mundo, de negarse a lo establecido. Ese tipo de mujeres aún son consideradas neuróticas y anormales. Lo revolucionario todavía es privilegio de los hombres, lo mismo que la verdad. La mujer todavía es rol, función y cáscara. ¿Será que esa visión de maleabilidad en ellas permanece en nuestro imaginario? ¿Es imposible desligarnos todavía de la visión naturalista de los sexos? ¿Llegará el día en que la mujer tenga esa misma capacidad que el hombre, de mandar a la mierda a todo lo que esté a su alrededor?
Eyan